Tierras: disputas en ocho departamentos

A lado y lado de la carretera Panamericana, esa columna vertebral que atraviesa el Cauca para unirse con el interior del país, hay haciendas con extensos cultivos de caña, donde están levantados cambuches de guadua. Se llegan a observar, después de internarse por estrechas y profundas trochas.

Son cambuches en 30 predios -hace un mes eran 21- de la zona plana de los municipios Caloto, Corinto, Padilla, Santander de Quilichao, Villa Rica, Puerto Tejada, Padilla, Guachené y Miranda con cañaduzales de ingenios azucareros y otros cañicultores. Allí, cientos de indígenas bajaron de las montañas, donde han vivido para reclamar territorios ancestrales, como ellos se refieren, explicando que les habrían sido arrebatados, no solo en los últimos 17 años, cuando arrancaron estas tomas, dejando hasta ahora más de una veintena de muertos y más de 700 heridos por choques con la Policía hasta lo que va de este 2022. Argumentan que es una historia desde la Conquista.

Sin embargo, la crisis social del país ha hecho que tales disputas en suelo caucano se agravaran y saltaran a siete departamentos más: Cesar, La Guajira, Córdoba, Santander, Valle, Huila, Córdoba y Atlántico. Claro está que no solo comunidades indígenas reclaman tierras, también negras y campesinas. “En algunos casos, los que invaden son familias de inmigrantes venezolanos y en otros, organizaciones que, según autoridades locales, son ‘invasores profesionales’”, dicen en la Fuerza Pública.

Pero en Cauca, su población recalca que son tales las necesidades sociales que llevaron también a afros y a campesinos a ocupar haciendas, aunque en menor proporción que la etnia nasa. Todos insisten en rechazar señalamientos del Estado como invasores y afirman que no se irán de estas tierras. Hay casos en los que se han presentado confrontaciones entre indígenas y afros, como en la hacienda Ucrania, entre Caloto y Corinto, donde hay 300 campesinos e indígenas.

El crítico panorama motivó a que algunos nasas hayan acordado con negritudes compartir otros terrenos de cañicultores e ingenios ocupados. Un ejemplo fue constatado por ADN en las haciendas Albania y Playa Dura, en Caloto. En la mitad de más de 300 hectáreas están nasas y en la otra, afros. Y la tensión aumentó cuando el Gobierno dio orden de 48 horas para el desalojar todos. No obstante, se desistió, luego de que el ministro del Interior, Alfonso Prada, anunció un diálogo social por el cual, la comunidad aún está pendiente. La temperatura aumentó el fin de semana, tras nuevos choques el viernes entre indígenas y el Esmad que, por fortuna, no dejaron muertos o heridos en la finca La Península. La Policía indica que fue atacada por indígenas con piedras y tatucos, pero los segundos dicen que uniformados habrían disparado al aire. “El territorio era antes de indígenas y luego, llegaron hacendados”, dice el líder nasa Abel Coicué.

La comunidad de la vereda La María, en Corinto, declaró territorio afro, la hacienda del ingenio Central Castilla. “Hoy no hay trabajo, el monocultivo de la caña tiene acorralado a las comunidades”, dice Rubiel Arará, líder afro.

El gobernador del Cauca, Elías Larrahondo, dice que elevó peticiones al Gobierno para dar salidas.

Temen por su empleo

Gremios e ingenios azucareros viven una encrucijada y reiteran que la situación se debe a invasiones que repercuten en seguir dando empleos. Asocaña y los gremios dicen que en el norte caucano se generan 50.000 empleos en cerca de mil hectáreas.

Trabajadores de ingenios Incauca, Castilla y La Cabaña, como Aldemar Moreno, Eduardo Ochoa, Luis Rojas José A. Barrera y otros, custodian fincas para evitar más tomas.

Estudio de la Universidad Javeriana

“Cerca del 40 % de tierras son predios de más de 50 hectáreas y pertenecen a menos del 1 % de los propietarios”.